San Francisco, marzo de 2016
Comisión Memoria, Verdad y Justicia
de la ciudad de San Francisco
"Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia".
A cuarenta años del golpe cívico-militar que sumergió a nuestro país en las páginas más oscuras de su historia, es necesario fijar posición sobre cómo seguimos avanzando con el compromiso de exigir justicia para quienes aún no la tuvieron. Fueron más de 2.800 días de violencia, dolor, y ausencias, con 30.000 desaparecidos, miles de detenidos por razones políticas, y 500 bebés robados a sus padres biológicos, a quienes se les cambió la identidad.
Ese régimen dictatorial impulsó las bases de un nuevo modelo económico: el neoliberalismo, con la idea de que el Estado debía intervenir lo menos posible en el mercado. La apertura de la economía significó la destrucción de la industria nacional, así como también la creciente concentración de la riqueza en pocas manos. Y la receta aplicada incluía otras acciones como la disolución de los partidos políticos, cierre del Congreso, reemplazo de la Corte Suprema de Justicia, supresión de la actividad sindical y debacle económica y social.
En los siete años de la dictadura se quintuplicó la deuda externa argentina. De 9.738 millones de pesos en 1976, ascendió a 45.069 millones de pesos en 1983. De esta forma, se configuró un país regresivo en lo económico y socialmente injusto.
Esos años del terror son aún hoy una espina en nuestra historia. A cuatro décadas del inicio de esa etapa oscura, las palabras "memoria", "verdad" y "justicia" deben resonar más fuerte que nunca. Un pueblo sin memoria es un pueblo condenado a repetir su pasado, y eso es algo que no podemos permitirnos. Por nosotros, por lo que ya no están, y por lo que vendrán. Memoria, Verdad y Justicia son los pilares en los que una sociedad debe apoyarse para poder mirar hacia delante, pero sin olvidar, y aprendiendo de los errores.
Y la memoria vence al olvido con la continuidad de los juicios por cr?menes de lesa humanidad, y el cumplimiento de las condenas ya dictadas a represores. La memoria vence con la continuidad de la búsqueda y recuperación de nietos apropiados. La memoria vence con el Estado interviniendo de manera activa en la búsqueda y captura de represores prófugos de la Justicia, y apoyando al Banco Nacional de Datos genéticos, al Equipo Argentino de Antropología Forense, y a las organizaciones de Derechos Humanos. La memoria vence si constituimos el respeto y defensa de los Derechos Humanos como una política de Estado.
Como Universidad pública, ratificamos nuestro apoyo a este rescate de la memoria que nunca debemos perder, la verdad como horizonte del trabajo cotidiano, y la justicia que nos debemos como nación.
Cordialmente.
Comunidad Educativa UTN Facultad Regional San Francisco